Este post debería ir antes que el anterior y la verdad es que no me sentí muy cómoda haciendo pero bueno, me empeñé en continuar con la serie de textos literarios ilustrados. Así que ahora voy con la anécdota personal que quizás me permita ir más suelta. La fotografía tiene una presencia muy fuerte en mi vida gracias a mi abuelo materno, Martin Hürlimann, que fue fotógrafo, historiador y editor. La vida de la familia y la vida de algunas de las personalidades más importantes del s XX, sobre todo de la primera mitad del siglo en Europa, posaron para su lente: Max Frish, Strawinsky, Heinrich Böll, Oskar Kokoshka, Richarda Huch, fueron solo algunos de ellos, y las fotografías de ciudades como Berlin y Hong Kong, quedaron registradas tanto en libros como en su revista Atlantis que era una suerte de National Geographic europea.
No tuve cámara, sin embargo, hasta los 19 años cuando en una de esas oportunidades que aparecen pocas veces, logré comprar a muy buen precio, una cámara Pentax que aún conservo y con la que aprendí qué es un obturador, qué significan las asas, etc. Pero probablemente eso no hubiera bastado sino hubiera empezado a leer sobre eso tambien. Y claro: Barthes con su Cámara obscura y Susan Sontag con su libro recién editado Sobre la Fotografía fueron solo dos que me permitieron comprender la importancia de la mirada y, sobre todo la importancia de la lectura de la imagen. La mirada de quien está detrás del lente y es capaz de congelar en un click un momento irrepetible y la mirada de aquel que recrea ese momento y lo proyecta al infinito. La fotografía tiene un encanto que no tiene un cuadro, por ejemplo, y es el de la certeza de que ese a quien vez existió de veras, y que ese momento se reinstala en el horizonte de lo real y, me atrevo a decir, fantasmal.
Inevitablemente tengo que pensar en un tema que ha sido muy polémico estos días que es el de unas pequeñas pantallas interactivas que se empiezan a colocar en ciertas tumbas y en las que la persona que la visita puede ver una película con imágenes del fallecido (si, nuevamente el cine se nos adelanta). Tambien el tema de que MySpace tiene condiciones especiales para aquellos bloggers que han falleciso y cuyos espacios sirven de receptáculo para el diálogo unilateral de sus deudos y amigos. Este tema ya se me va por otros lados, lo que sí quiero ahora es volver sobre los textos. No me ha resultado fácil escoger imágenes para los textos y eso que tengo casi dos años blogueando pero con este viaje como que comienza atener otra dimensión. Seguramente seguiré escribiendo sobre el tema... ya veré.
Una bitácora de acompañamiento en mi viaje por la Web 2.0
viernes, 8 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario